Es mucho más profundo y luminoso de lo que tal vez puedas ver en este momento. Más allá de las circunstancias difíciles que estás atravesando, de las emociones de soledad o frustración que sientes, existe en ti una esencia pura, inquebrantable y valiosa. Esa esencia es tu verdadero ser.
Tu verdadero ser no está definido por las opiniones o acciones de los demás, ni por los momentos de vulnerabilidad que enfrentas. Está lleno de luz, amor y fortaleza, incluso cuando te sientes débil o perdida. Dentro de ti habita una paz interior que va más allá de cualquier tormenta externa, una chispa divina que refleja la grandeza con la que fuiste creada. Ese ser verdadero no puede ser tocado ni herido por las decepciones de la vida, porque su valor es eterno.
Eres una hija amada de Dios, creada con propósito, y aunque a veces el dolor y las experiencias te hagan sentir desconectada de esa verdad, tu verdadero ser sigue ahí, esperando a que lo abraces. Es el lugar donde encuentras el coraje para seguir adelante, la compasión para amarte tal como eres, y la sabiduría para saber que cada prueba que enfrentas es una oportunidad para crecer y florecer.
Conéctate con ese ser interior en los momentos de duda. Hazle espacio en tu vida para que su voz sea más fuerte que la de tus miedos o inseguridades. Recuerda que tu valor no cambia, no importa lo que pase a tu alrededor. Dentro de ti hay una fuerza tranquila, una dignidad innata que no puede ser arrebatada.
Tu verdadero ser es un reflejo del amor de Dios. Es un recordatorio de que, aunque el mundo te falle, hay una paz, un amor y una verdad más profundos que siempre estarán disponibles para ti, si te permites volver a ellos. Sigue adelante con la certeza de que eres mucho más que lo que estás atravesando, y que tu ser verdadero te guiará hacia un lugar de mayor paz, fortaleza y propósito.